Un México nuevo, o al menos, renovado.
Un México nuevo o, al menos, renovado.
Miguel Carbonell.
Inicia un nuevo gobierno en México. Las expectativas son muy
altas. El que acaba de terminar lo hizo en medio de severos cuestionamientos
sociales: los casos de corrupción, la estafa maestra, los 43 desaparecidos de
Ayotzinapa, los aumentos descomunales al precio de la gasolina, la devaluación
del peso frente al dólar, y una larga lista de desatinos quedarán en la memoria
del sexenio, el cual sin duda también tuvo cosas buenas.
El nuevo gobierno llega con dos retos de dimensiones
estratosféricas: acabar con la corrupción y abatir la inseguridad que sufren
millones de mexicanos todos los días. No será fácil que se logren resultados
completos en el corto plazo, pero la tarea está ahí, tal como lo está la
promesa de poder cumplirla que ellos mismos le hicieron a los electores cuando
les pidieron sus votos.
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Por lo pronto, creo que todos deseamos que le vaya bien a la
nueva administración federal. Nos conviene a todos tener un país en paz, con
crecimiento económico, seguridad en las calles, empleos bien pagados, abierto
al mundo y en el que se respeten los derechos humanos.
Más allá de lo que haga el gobierno, hacer realidad esas
metas nos compete a quienes vivimos en México sin excepción alguna. Somos miembros de una sociedad que ha perdido una
oportunidad tras otras durante décadas, por lo cual sabemos bien lo importante que es aprovechar cualquier nuevo cambio político para intentar hacer las cosas mejor. Ojalá ahora sí aceleremos el paso y
logremos construir el país con el que tanto hemos soñado.