Propuesta para una lucha efectiva contra la corrupción.
Propuesta para una
lucha efectiva contra la corrupción.
Mercedes Carbonell
Peláez.
Contexto.
La
corrupción es uno de los grandes problemas que aqueja al país. Para más del 90%
de los ciudadanos la corrupción es un problema y para casi el 80% es un
problema serio.[1]
Como preocupación de los ciudadanos, este fenómeno se encuentra entre el tercer
lugar[2] y el quinto lugar[3]. Casi el 50% de la
población considera que la corrupción ocurre de manera muy frecuente y el 40%
considera que ocurre sólo frecuentemente.[4]
Además de la preocupación que genera
en los ciudadanos, la nocividad de la corrupción se extiende en distintos
ámbitos. Los costos pueden ser económicos, provocados por una deformación de
los incentivos que fomentan las relaciones comerciales; políticos, generados
por el debilitamiento de las instituciones por la disminución o ausencia de
legitimidad, credibilidad y compromiso con el gobierno; y/o sociales, debido a la redistribución
económica y de poder político. En resumen, la corrupción impide el desarrollo
del país, limita el ejercicio de los derechos de las personas y obstaculiza la
consolidación de la democracia mexicana.
La corrupción es un fenómeno
multicausal. A pesar de ello, es posible dividir las múltiples causas en tres
categorías generales:
1. Factores
institucionales: las instituciones del gobierno mexicano cuentan deficiencias
que impiden un funcionamiento adecuado y, en caso contrario, la identificación
y solución de problemas cuando éstos se presenten. En esta categoría las
deficiencias encontrarse en tres aspectos esenciales:
a. Marco
legal.
b. Controles
institucionales y de contratación
c. Transparencia
y rendición de cuentas.
2. Factores
políticos: la impunidad generalizada y la falta de un compromiso político real
imposibilita la aplicación la aplicación de sanciones a quienes cometen actos
de corrupción.
3. Factores
sociales: la extensión del fenómeno y la corrosión que genera en todos los
aspectos lo han convertido en una conducta cotidiana y "medianamente"
aceptada.
Problemas y soluciones.
La
corrupción ha permeado muchos rincones no sólo del quehacer público, sino
también distintos aspectos cotidianos de la vida de los ciudadanos. Por eso
mismo, el combate de la corrupción es una responsabilidad de todos. A
continuación se enlistan de manera sumaria algunas medidas que consideramos que
se deben tomar, así como los problemas específicos que buscan atacar:
·
Crear un Comité Ciudadano de
Supervisión que se encargue vigilar el funcionamiento de las aduanas. Por ejemplo, puede realizar
visitas in situ, dar seguimiento de
denuncias, revisar periódicamente las instalaciones, analizar y publicar
estadísticas sobre su funcionamiento, identificar áreas de oportunidad y
sugerir medias de mejoramiento.
·
Auditar proyectos de participación público- privada. Este
esquema de inversión de recursos públicos es muy delicado y se puede prestar,
mediante la creación de fideicomisos, a un ejercicio opaco del gasto.
·
Promover la redistribución de
recursos asignados a sueldos de
funcionarios. Tenemos en el país funcionarios públicos con sueldos altísimos y
otros que tienen ingresos muy bajos. Hay que hacer una revisión a nivel
federal, estatal, municipal y en los órganos autónomos.
·
Promover la homogenización de
los códigos penales estatales
respecto a los delitos de corrupción; en particular, hay que buscar una mayor
armonía entre la legislación local y la normatividad federal. De hecho, lo
ideal sería avanzar hacia un código penal único, aplicable en toda la República
(tal como sucede con el ordenamiento procesal penal, a partir del año 2014).
·
Revisión de contratación de deuda pública. México cada año paga
alrededor de 700 mil millones de pesos de intereses por la deuda pública. ¿Cómo
se contrata esa deuda? ¿con qué instituciones nacionales e internacionales?
¿las tasas de intereses y el plazo de amortización son los más convenientes? Hay
que revisarlo con detalle.