4 sugerencias para reducir la desigualdad de ingresos
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) publicó el libro “Desigualdadde ingresos. La brecha entre ricos y pobres", del autor Brian Keeley, en donde
se analiza la manera en que la desigualdad de ingresos se ha desarrollado en el
tiempo, tanto en los países desarrollados como en desarrollo, y explica las
consecuencias sociales y económicas del por qué está creciendo la brecha.
La desigualdad se agrava cada vez más. En la década de 1980,
el 10% más rico de la población de los países de la OCDE ganaba siete veces más
que el 10% más pobre. Ahora gana cerca de 10 veces más. Si se incluyen datos
sobre propiedades y otras formas de patrimonio, el panorama es aún peor: en
2012, el 10% más rico controlaba la mitad del patrimonio familiar total y el 1%
más adinerado tenía 18%, en comparación con solo 3% que correspondía al 40% más
pobre.
Para reducir la desigualdad, el libro hace una serie de
sugerencias basadas en 4 grandes pilares:
- Superar desigualdades de género. El hecho de que un número mayor de mujeres trabaja jornada completa y obtiene salarios más altos desde 1990 limitó el incremento de la desigualdad.
- Políticas incluyentes en el mercado laboral que resuelvan las condiciones en este campo, así como los salarios y su distribución.
- Actualmente las condiciones laborales suelen ser precarias e inadecuadas, y pueden entrampar a los trabajadores situados en la parte inferior de la escala. De los empleados con contratos temporales en un año determinado, menos de la mitad tenía contratos permanentes de tiempo completo tres años después.
- Enfocarse en la educación en la infancia temprana para ofrecer a todos los niños el mejor comienzo en la vida. Una gran desigualdad dificulta aún más que las familias de clase media y clase trabajadora inviertan en educación y adquisición de competencias.
- Utilizar impuestos y transferencias gubernamentales para moderar las diferencias en ingresos y patrimonio. Recortar las deducciones de impuestos, eliminar exenciones fiscales, aumentar el carácter gradual de los sistemas fiscales, utilizar mejor los impuestos sobre la propiedad y, por encima de todo, garantizar un mayor cumplimiento fiscal.